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domingo, 20 de septiembre de 2009

La gente voltea...

Cuántas veces hemos tenido situaciones embarazosas, en las cuales solo queremos decir -¡Tierra trágame!- Imagínense cuando esta situación no se puede controlar, están en una cafetería en San Borja y su invitado(a) está a menos de dos metros de distancia...

  
Esta vez quiero contar algo que me pasó hace poco, en realidad, hace unos meses, pero, aún recuerdo: para mí fue algo muy especial y también algo muy extraño.

Un sábado común y corriente por la mañana, mi celular suena. Me estaba llamando Sofía, una de mis mejores amigas. Eran creo algo de las 10 am. El sonido del teléfono me hizo levantar de un solo golpe de la cama. Le contesté medio dormido. Recuerdo que me dijo algo que de verdad me pondría de buen humor por el resto del día. Me decía que la dirección de su colegio le había aprobado el proyecto para hacer un diario escolar y, que ella, por obvias razones. iba a ser la directora. 

El siguiente miércoles salía el primer número de su pequeño periódico financiado por ellos mismos. Me dijo que no seríaa un diario común y corriente: se iba a dedicar más a lo cultural, al arte -ella quiere ser periodista hasta donde recuerdo- Incluso tendría una sección de entrevistas hechas por ella pero no entrevistas a gente mayor ni nada de eso, si no, a gente de nuestra edad, adolescentes 'normales'. Mientras ella me contaba todo eso yo me hacía la pregunta -¿y en eso dónde encajo yo?- hasta que de un solo soplo me dice que quería salir conmigo a tomar algo esa misma noche. Ella me parecía -me parece- muy simpática así que por eso no quise desperdiciar la ocasión le dije que sí.

Ese día las horas pasaron volando, llegó la noche y nos encontramos como quedamos en una cafetería en San Borja, pasamos, todo era my bueno para ser cierto. Cuando ya estábamos en la mesa, saca su ipod y lo pone sobre la mesa. Dijo que el primer entrevistado sería yo. Mis ojos se abrieron de tal manera que hasta se me salieron unas cuantas lágrimas. Era sorprendente. Le pregunté por qué me entrevistaría a mí, es decir: ¿Yo? ¿Qué he hecho?, o ¿Ha quién he matado?. Me explicó que le encantaba mi manera de escribir -
después de esto me pregunto: ¿Aún le gustara?- que le parecía entretenido, tierno y lindo, alguien especial. También me dijo algo muy curioso que seguro alguno de ustedes comparten: le hubiera gustado solo leerme mas no conocerme, pero sí después. Es decir, le hubiera encantado la idea de antes de conocerme sólo leer lo que escribía, leerme todo, y después, recién, conocerme. Porque le parecía más lindo y tierno en un papel. Claro, me sorprendió que me dijera eso pero le agradecí por la confesión y la confianza pero, que no exagere. No he escrito grandes cosas y ni tengo un montón de escritos. Me interrumpió, me dijo que no sea modesto, que si me quiere entrevistame primero era porque tenía la buena fe que yo sería un gran escritor y quería tener esa primicia y ese recuerdo -jaja, que algún ente la escuche- Ambos sonreímos. Le volví a agradecer pero, mi camino creo que no está en dedicarme a escribir. También en mi opinión, lo hacia y lo sigo haciendo mal. 

Antes que mi ego siguiera creciento y me empiece a sentirme como argentino, llegó el mozo. Pedimos algo moderado. Se fue y comenzamos con la entrevista. 

Yo me sentía raro pues era la primera vez que me entrevistaban para un periódico escolar -y fue la última-. Me preguntó por qué escribo. Qué gano escribiendo. Quiénes son mis influencias y todo eso. Pero sentí que me miraba de una manera medio extraña, como si se quisiera reír de mí pero, no le hacia caso porque hasta ese momento me sentía importante. Después me pide una 'demostración'. No entendí. Me explica que quería le escriba lo que se me ocurra en le instante. Sacó de su cartera una libreta y un lapicero y después la dejó en la mesa pero la dejó abierta. Me pareció raro. 

Le escribí recuerdo algo medio feeling. Algo del corazón, donde denunciaba la felicidad. Lo leyó. Me dijo que le gustó. Lo dejó sobre la mesa y creo que más que gustarle, le emocionó aunque, tratándose de ella no me sorprendió. Suele emocionarme con todo lo ligado al amor. Nos miramos, en ese momento creo que ambos pensábamos que la entrevista se podía ir al diablo. Solo éramos ella y yo y el mozo que nos interrumpe con nuestro pedido. El momento se volvió algo pesado con un silencio abrumador, me armé de valor y algo más para decidirme tomarla de la mano. Ella me gustaba pero me aturdía el recordar que sólo éramos -y somos- nada más que muy buenos amigos. Ella respondió no quitando su mano. Aún recuerdo que estábamos en medio de la cafetería y que la gente alrededor nos miraba y cuchicheaban. Se veían caras tiernas de entre la gente. Yo solo los miraba de reojo y me sentía incomodo. 

Ella seguía mirándome fijamente. Todo era extraño. Incluso logré a sentirme un ser de otra galaxia. Poco a poco se fue rompiendo la magia. Ella se fue al tocador. Me quedé solo pero dejó su cartera que seguía en la mesa y seguía medio abierta. Yo esperaba y esperaba. Ya eran pocos los que ahora me miraban. Pero me daba curiosidad el pequeño reflejo que se podía ver desde el interior de la cartera. Sofía no regresaba así que decidí matar mi curiosidad y saber qué era esa pequeña lucecita. Me daba miedo que la gente me mire y piense mal o, quizás piensen algo peor de lo que ya estaban pensando, en fin. Todo se da por algo así que metí mi mano y salió un pequeño espejo. Qué curioso. No le tomé importancia. Pasaba el tiempo y Sofía no volvía. Como no tenía nada que hacer me pongo a jugar con el espejo. Vi a Sofía que regresaba. El camino hasta la mesa era largo. La veo llegar cuando me da un picazón en el cachete derecho. Me rasqué y sentí algo incomodo, por un reflejo común me vi en el espejo y entendí todo. Tenía a un inquilino allí alojado en mi cacharro. Un ser vivo. Un maldito y desgraciado grano que era tan grande. Incluso llegué a creer que me sacaba cachita pues a él lo miraban más que a mí. Recordé las miradas de la gente. No sé si miraban con ternura a Sofía por aguantar una cita con alguien que tenía un compulsivo grano en el cachete o, si me miraban con un repudio categórico o, a él, mi grano. Ya no quedaba tiempo. Había reventado el grano cuando me rasqué. 

¿Qué hago? Sofía está a dos mesas. En mi desesperación hago caer un vaso, se rompe y la gente voltea... otra vez...

Sofía, solo tú y yo sabemos el final… te quiero amiga...

5 comentarios:

  1. waa! esa historia la conosco!, xvr men!

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  2. jaja puta man esta bravazzo! jaja mañana llamare a sofi para ke me kuente que paso! jajaja

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  3. jajajaaa oe borther en serio esta MUY cheveree...a quien no le ha pasado eso! quien no ha descubirto que de la nada tiene un GRANASO en el medio de la caraa...equisde....jajaaja peroo no se xq no t imagino cogiendole la mano a una chica... jaja tka!

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  4. jajaja pta q pendeja la hitoria esta!! estqa rdy ombre!!

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  5. haha q risa !!!
    ta xvr
    lucia!!

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