Yo fui y no me arrepiento...

Todo lo hice en defensa propia.

Mi avión partía en unas horas y con este muchas ilusiones también, quería dejar todo, empezar de nuevo y eso me daba mucho miedo; no quería empezar para volverme a equivocar, son tantas cosas que he olvidado, más aún son las que pretendo olvidar, pero nadie como ella que me pretende olvidar; pretendía dejar un mundo roto, vacío y sin sentido. No me quiero engañar más señor, sabemos que todo está mal, que traté de huir o tal vez no; quisiera retroceder el tiempo justo hasta el día que la conocí, cambiaría muchas cosas, muchas maneras, pero jamás hubiera cambiado yo, tantas cosas que le dije, que le hice, que le dedique fielmente sin pretender nada a cambio; me costaba dejarla, se volvió mi bisturí filuda al exceso, mi arma de doble filo, ¿cómo la usaría?, ¿para matar a alguien?, ¿para salvar la vida de alguien?, ¿o quizás le deba salvar la vida quitándomela yo?, me iba a ir y así nos estábamos ayudando, no sabía que más pensar, no supe en que estaba pensando solo actúe, la usé, la miré a los ojos, ella se quería ir, los carros pasaban y pasaban murmurando, solo pretendía que sea una despedida, ella no me quería hablar, solo porque decía que era aburrido que me vaya y listo; adiós, ahora yo le digo adiós a ella, me iba a ir para decir misión cumplida, esto terminó, no pude más, la tensión era abrumadora, escalofriante. Fríamente aceptó caminar un rato conmigo, estábamos cerca de su casa, se me hacia tarde, quise mirarla a los ojos y decirle por última vez que la amaba y la extraño porque hoy solo puedo decir que la amaba y que ahora la puedo extrañar, que no se lo iba a poder decir en los próximos seis años, al menos no mirándola a los ojos; no quiso, se rehusó, llegamos a su casa, pasamos solo por cortesía suya y subimos hasta su departamento. Me sentía raro pues no soportaba la idea de irme y que ella se quedase; no soportaba la idea que ella seria de alguien más, perdón digo: no soportaba hasta ese momento que fuese de alguien más. Le ofrecí todo y ese quizás fue mi error; no quería decirle más nada todo estaba dicho, las cosas que le dí, las cosas que me dijo; me hizo volar, creer que de verdad me quería y de verdad yo sí la quise, la quise pero en ese momento la amé. Ella sonreía de una manera muy fingida, se sentía la mentira en su ser, a mi no me iba a engañar; me decía que me extrañaría
pero por favor ella no extraña ni al perro que le ladró en su cama la noche anterior. Que fue lindo lo que vivimos; fue la primera vez que la vi como era: un despreciable ser, una mierda purísima, una rofa de primera, un asco para la sociedad, una…, una…, no se como decirlo señor…, una perra cualquiera, sí una perra, una puta, pero no la juzgue mal, ella no era cualquier puta, ella tenia que ser solo mi puta, mi putidoncella, la imagen de mujer nocturna, espécimen despreciable, gata asquerosa, así me engaño, la muy niña me pinto maravillas, me insultó, me mando al mero carajo, me hizo mierda en solo unos días pero yo allí fiel a mi estilo, un cojudo más en su historial le pedía perdón, le rogaba amor; al pincho, no la quiero ya, debo ser un cobarde por hablar así, que culpa tienen todos los zarrapastrosos que se toparon con ella pero no hay que ser peyorativos, démosle algo de crédito, démosle, un poco de acrecimiento, algo moderado tanto o más como el que merezco yo; nosotros la hicimos, aquella mierda era producto de nuestras putas inspiraciones cachonas machistas. ¿Hasta dónde puede llegar las frescura de alguien? Ella me seguía mirando a los ojos, diciendo cosas por cumplir ¡que demonios!, me paré, ella se para, nos juntamos, ella sonrío de miedo creo, yo estaba frío, estaba dudando en lo quería hacer, sus labios siempre me dieron miedo, estos eran los que me hacia dudar.
¿Recuerda señor?, le dije que ella era como un bisturí, pero ¿cómo podía usarla? Al César lo que es del César. La besé, agarramos, nos abrazamos y Dios o quien sea me disculpe; le clave el puñal donde ella sabia clavármelo. Miré su cara cuando se retorcía de dolor por un cuchillo clavado en su médula; creo entendió el mensaje; tengo miedo y estoy temblando, ella pronuncia mi nombre en silencio, se le cae una lágrima: la seco con un beso; me siento a su lado, saco mi celular me tomo una foto con ella, porque ese fue mi sueño el de colgar una en myspace con ella, ya mi sueño estaba cumplido, ya me podía ir. Me paré, iba a dejar el departamento
pero regrese la mirada, la vi llorar, sentirse mal, pedir perdón, estar dispuesta a hacer lo que sea por vivir. Creo señor no se dio cuento que ya estaba muerta en vida, que ella era tan o más asesina que yo, nos mató a cada uno con su actitud, con sus mensajes, con sus indirectas, nos mató al no decirnos lo que sentía a los ojos, nos clavo un puñal en la espalda cuando salía con otro u otros cuando nosotros estábamos en otro lado pensando en ella. Me pregunto, ¿la niña esta es una puta casualidad en este cruel y misero mundo?, ¿o es el fruto de todas las cagadas que hacemos?, ¿es el grano social?, ¿acaso una tubería del subsuelo del la galaxia se rompió y salió ella? No entiendo y no quiero entender, no quiero explicar por qué; que mágicas fueron sus lágrimas, me hizo regresar, tocarle el cabello, mirarla fijamente como nunca antes, secarle las lágrimas con mi casaca, ver que se le corría el maquillaje; tomé su mano, le dije por última vez: que la amaba, que ella fue hasta ese segundo mi mundo, que gracias por hacerme entender que hay gente mas perra que yo. Fui a su habitación, saqué una hoja y un plumón y le escribí: que a partir de ese día la extrañaría más que nunca. Aún tengo su fría mirada en los ojos; murió mirándome, murió mirando a quien cojudamente la amo de verdad; puta madre acepto mi culpa, la maté por perra porque quería, porque no estoy muerto puta madre no estoy muerto; acepto señor juez todos los cargos, métame en cana allí no conoceré a personas como ella, yo fui señor lo repito, déme la máxima condena, me declaro culpable, la mate en defensa propia y no me arrepiento. Yo fui y no me arrepiento.