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lunes, 9 de noviembre de 2009

Mis cinco pilares

Ayer fue el día más jodido de todos, después de tiempo: volví a llorar después de mucho, me volví a caer sobre el mismo agujero, tropecé de nuevo en las escaleras, me tragué la tinta de mi lapicero, y una vez más volví de dejar de escribir.

Lloré no por razones físicas o sentimentales, lloré porque lo necesitaba, lloré porque mierda: entendí que ya estoy fregado, que no tengo remedio, que ya fui, que ya debería dejarme llevar. Lloré porque ya logré saber que no sirvo para nada más que escribir, pero no lloré por la sentencia del destino, sino porque cómo demonios alguien puede tener condena perpetua sobre algo que hace mal ¿Cómo logro entender que debo escribir, si sé que no tengo consistencia al escribir, si no puedo hilar ideas sobre ideas? Lloré porque es injusto, es injusto tener que tener que sentarme a mover mi mano para poder cruzar las palabras de maneras que a los grandes literatos les pueda molestar, pues considero que no tengo estilo, que no lo hago enserio, y si así es ¿Por qué lo debo hacer? ¿Porqué quizás estoy loco?, ¿Porqué de repente no me queda de otra?, ¿Porqué tal vez todo el resto de cosas las hago peor?, ¿Por qué? Y si así lo ha conjugado alguna fuerza galáctica extraña, pues se agradece el gesto y ha sufrir las penurias y desnudeces de la literatura, y de antemano pedir disculpas públicas a todos los creyentes de la buena literatura, pues si esta es mi condena a cumplirla se ha dicho.
Me volví a caer sobre el mismo agujero y no por despistado, sino por idiota, pues caerte una vez es una casualidad pero repetir el plato ya una sandez. Tener un plan de acción en el amor es algo normal, un camino común en todos, ahora si tú camino tiene pequeñas o grandes grietas ya es culpa de cada uno, y también por elegir tan mal camino o querer llegar a tan mal destino. Yo tenía un camino lizo, sin nada que me estorbe, sin basura que botar, pero un cataclismo me cambió las cosas, un comentario me cambió la cuestión, pisó mi camino y lo agrieto, pero yo como buen estoico amante ciego a estas realidades seguí caminando, hasta que de pronto tropecé, me caí, me saqué la mierda; tiempo después sané sin saber que me volvería a caer. Ahora tengo otro camino, uno más resistente que el anterior y seguro que varios que deben existir; este camino es incluso más claro, más iluminado, donde la meta no te llevará a otro más; este camino sabía que por ser tan lindo tenía que ya tener caminantes en él, pero esto no me importó, lo seguí a marcha cabal, hasta que de pronto me caigo pues no me di cuenta que este también está agrietado, en el mismo hueco, en la misma etapa, en la misma circunstancia, todo a la misma altura, pero a diferencia del anterior este aún tiene arreglo. ¿Por qué me debo caer siempre antes de llegar?, ¿Por qué no me doy cuenta por dónde camino?, ¿Por qué no hago caso a los antiguos caminantes de aquel sendero?, ¿Por qué creo que este camino aún tiene arreglo posible?, ¿Por qué?
Ya se me ha hecho costumbre caerme en las escaleras, pero no subiendo a mi casa, sino subiendo a una meta esporádica, a una del momento. Mi meta estaba clara y estática, nada me impedía alcanzarla, ni siquiera necesitaba concentración previa, todo estaba listo para poder llegar tranquilamente pero una vez más en el camino por confiado o por huevón me caí, me tropecé, y perdí el rumbo, retrocedí, grite de dolor, me sentí un animal, una rata, un miserable, el ser más descuidado que pueda existir, una espécimen que no esta hecho para llegar a sus metas.
Es ilógico que un ser la tenga tan fácil, la encuentre tal fácil, pero que se caiga en el camino, que no llegue, que se tropiece y esto le provoque retroceder, eso sí esta mal, esta mal por el momento, porque derepente no era el indicado para subir, o se equivocó de escalera, de camino, de edificio que subir. ¿Por qué me confío demasiado a la hora de subir?, ¿Por qué cuando caigo tengo que retroceder?, ¿Por qué lloro si ya se me es costumbre caer?, ¿Por qué mis metas no son compartidas?, ¿Por qué?
Cuando me trago la tinta de mi lapicero aparte de atorarme me siento cojudo, pues: cómo demonios me puedo consumir la tinta, el elemento clave del instrumento con el cual estoy marcando mi futuro, pues derepente sea un estímulo tardío en las operancias de mi destino, o quizás no sé sea porque siento que es hora de renovar de lapicero y como no quiero, pues me tengo que tragar la tinta para así entender que debo cambiar, pero cuando me la trago por defensa propia también la escupo y cae sobre lo que he escrito y lo mancha y al querer limpiar termino manchando todo, estropeando las ideas que tenía pensadas para mi vida, para ya mi manchada vida. Pues comprendo así que el mensaje es: mi destino esta manchado por mi culpa, que hay una cruz que cargar perpetuamente, que ya estoy condenado y no me dijeron, que bueno sería haberlo sabido, pero ahora ya es tarde, escupí sobre mi destino, me valió madre este, lo manché y claro al querer limpiarlo, al querer limpiar mi destino de la mancha que escupí, lo vuelvo a ensuciar, y lo vuelvo a manchar y lo vuelvo a opacar y lo vuelvo a confundir y una vez más vuelvo a no saber que hacer con mi destino. ¿Por qué no dejé que se secara la mancha sola?, ¿Por qué fue tal mi desesperación al tratar limpiarla?, ¿Por qué escupí lo que ya había escrito y no sobre la otra cara que estaba en blanco?, ¿Por qué?
Y una vez más volvi a dejar de escribir, pero esta vez no fue intencional, en esta oportunidad lo hice de casualidad, sin darme cuenta, seguro por alguna reacción natural, o algo así, pero la cuestión es esa: una vez mas volvi a dejar de escribir, dejé de escribir un largo tiempo después de cerca de cuatro años infatigables, y me siento bien, confortante, pues ahora que he vuelvo no lo quiero dejar, me he llenado de ganas mas no de ideas, pero eso ya llega, con un poco de lectura llega, pero lo que no llega ni con lecturas ni con el tiempo: son las ganas, ganas que se que hoy me sobran, que hoy podría vender tranquilamente.
Estoy totalmente convencido que me dedicaré a esto y al cine por el resto de mi existencia, que no sirvo para otra cosa y eso se puede comprobar muy fácilmente, tampoco soy bueno ni siquiera para poderle decir a una chica que me gusta demasiado y que la quiero un montón y que incluso siento que podría llegar a amarla cómo nunca me había imaginado, aquí estoy para decir presente en este mis dos mundos. ¿Por qué me demoro tanto en aceptar que no sirvo para otra cosa?, ¿Por qué la gente como yo no tiene remedio en esto?, ¿Por qué el cine y no quizás el teatro?, ¿Por qué escribir y no tal vez pintar?, ¿Por qué?
Pero al fin y al cabo, mis preguntas quedan sin respuestas y eso me gusta, pues de que no quiero entender nada; sin saber varias cosas me siento mejor, pero ahora tengo una que me ronda por la cabeza ¿Para qué tanto por qué?

2 comentarios:

  1. tienes que seguir adelante aunque tropieces una
    y otra vez, mil veces si tu quieres todos los seres humanos lo hemos hecho, y si, sigue adelante aunque en ello te lleve el corazon el
    pellejo y la medula espinal. alcanzaras el exito..

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