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lunes, 26 de octubre de 2009

15 Años

Sebastián busca respuestas

Sebastián o Seb como le dicen sus amigos hoy cumple quince años. Él quería que le organicen una gran fiesta, pero no sabe por qué sus padres no tienen ganas de celebrar nada; es más, ni siquiera han organizado tampoco nada, solo han hecho comida para la gente que asista y hay queda.
Seb esta harto que en sus quince años jamás le han hecho una fiesta, que jamás su papá este alegre, él cree que es su culpa el carácter de su papá, las peleas cree que son por su responsabilidad. Tampoco entiende por qué su hermano se ha vuelto más frío con todo el mundo.
La familia ya no habla de él, siente que no tiene privilegios por ser el menor nieto de entre seis. A sus padres tampoco les importa si Seb va al colegio, ni por sus notas y si quiere hablar con ellos tiene que esperar que su hermano este disponible y así acercarse a ellos por qué al el solo no le hacen caso y eso a Seb le molesta.
Siempre pensó que cuando cumpla quince años sería todo diferente, que su padre ya lo tomaría enserio, que su madre le daría un poco más de cariño.
Seb se enfureció cuando una noche que mamá llamó a su hermano para decirle que llegaría tarde del trabajo porque su jefe hizo reunión, y este (su hermano) aprovechará en salir con sus amigos; más tarde llega papá borracho y fue a su cuarto y cierra la puerta gritando: -Carajo, esta puerta de mierda siempre debe estar cerrada, las putas madres- Seb lloró por la brutalidad del sonido que ocasionó su padre si no también por las fuertes palabras. Seb desde su cuarto escuchó que su padre hablaba muy cariñosamente con una mujer por el altavoz de su celular: le dijo que venga, pero que venga predispuesta para un mamey- o al menos eso escucho él- Seb no le gusto que su padre aproveche la ausencia de mamá pero no le pudo decir nada por qué sabia que no lo escucharía. La susodicha del mamey llegó a los treinta minutos más o menos, su padre le abrió la puerta, pasaron y en pleno pasadizo Seb entendió por boca de la mujer esta y la protuberancia de su padre que mierda eras un mamey. Era lógico que a Seb se le erectara el miembro pues ver a tan guapa mujer le prendió una que otra hormona de tan solo ver hermosas tetas de tan linda mujer, pero cuando vio al hombre que le tocaba dichos senos la magia se acabó, la paja que se quería correr con lágrimas y todo se le fueron de un solo golpe. Su padre y la rica tía esta pasaron al cuarto de sus padres pero como Seb pensó su padre no se había dado cuenta que él estaba rondando por allí, así que dejó la puerta abierta algo que Seb no desaprovechó y empezó a husmear. Su padre se bajó los pantalones, se quito los zapatos, las medias, la corbata, la camisa; se quedó calato, la mujer se quita la blusa, pero el calentón de su padre no aguanta y le empieza a mordisquear los pezones hasta que ella se desvistiera. Todo marchaba muy bien para aquella pareja momentáneamente calentona, acto seguido como era de esperarse, se tiraron a la cama e hicieron tantas poses que Seb ya no vio necesario tener que leerse el Kamasutra. Su padre no usaba condón ni tampoco la mujer, ningunos. Seb no sabía sí seguir con su impulso hormonal de corredse la paja que dejo inconclusa en el pasillo, y así contemplar el cuerpo de la tía perfecta o seguir sus impulsos de hijo y cagar a su padre. Seb tenía tanto miedo que no se atrevió en hacer nada a su progenitor más que odiarlo ni tampoco seguir a su instinto de hombre pues había algo que lo dejaba. Lo que sí le jodio la vida a Seb fue escuchar a su padre gemir o gritar o tartamudear o decir ó quizás gemir y gritar y tartamudear y decir: -Ahora tú dame al hijo que esa puta vieja de mi mujer me quitó- Seb odió a su padre más que nunca, pues si bien siempre han peleado y mamá una vez se quiso de ir de la casa con Seb, nunca se llegaron a ir, por eso es que Seb no entiende a su padre y eso le provoca odio.
Seb no quiso ver más dicha escena y se fue a su habitación a encerrarse y llorar por lo que pasaba mientras mamá trabajaba.
El día que cumplía quince años su madre se desapareció toda la mañana y su padre le dijo a su hermano que se había ido a la iglesia. En la tarde solo vio llegar a poca gente y vestida de negro y a su tía acercarse y decirle a su mamá –Que rápido hermana han pasado quince años desde que Sebastian nos dejó-

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