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viernes, 30 de octubre de 2009

La Tarde es Gay

No es: ni mañana ni noche, solo es tarde; es decir, está en el medio. ¿Es gay?

-¡Caballero no más pue’s varón!, si naciste así acéptalo nu’más pue’s-
Este es el recuerdo más claro que tengo una tarde de Abril cualquiera de ya hace unos años donde conocí más de cerca y pude palpitar lo que de verdad es gay, y quienes de verdad lo pueden aceptar.
Cada vez que vemos a un ser homosexual, o para ser más precisos y quizás campechanos: “un gay”. Lo primero en lo cual pensamos estoicamente es: lo asqueroso, lo repudiable, el morbo, lo indeseable, el pecado, la mierda, lo anormal, lo contranatura, lo frívolo, lo antiestético, y etcétera, y etcétera y etcétera carajo etcétera.
Ese día pude entender que los homosexuales se dividen en solo dos cofradías: “Las Locas” y “Los Machos”
1. “Las Locas”: son el grupo de todo. Es el grupo donde todo ser rechazado por la sociedad entra así este sea: pansexual, ovnisexual, bisexual, heterosexual, trisexual, transexual, pentasexual, gaysexual, o lo que el destino le haya dicho que demonios deba ser.
Este es el grupo (resumiendo mucho) de los amanerados, de los homosexuales sin rostro. La gente de la logia bamba de los “homos”, pues ya han sido expectorados del mundo, de la sociedad y de ellos mismos. Es la gente que cree que ser homosexual es comportarte como el sexo opuesto (según sea el caso, sí aún recuerda qué fue en el principio –sí es que lo tubo-) hasta así integrarse al otro, o incluso algunos más exagerados, llevan a límite las características del sexo al cual pretenden absurdamente imitar, pero les sale mal, y si le preguntas el por qué lo hacen te dicen cosas estúpidas casi fresas, de las cuales todas revientan y te hacen pensar en mandarlos al mero carajo, o de lo contrario le preguntas por su orientación sexual y te responden que son homosexuales (algunos no lo aceptan o no lo dicen públicamente) pero no entienden que solo son tristes amanerados, personas sin rumbo, ni destino, sin nada más que la imitación (la cuál de paso hacen mal), y es allí cuando surge el mito que: un ser amanerado es más valiente de lo que el cree, y vaya que lo es.
2. “Los Machos”: Las personas más loables a mi entendido gusto. Seres a los cuales sí me atrevería admirar. Una profundidad admirable, paciencia pasionante, cualidades de las cuales padezco, de las cuales cojeo, y ellos la tienen, y así como los llamen anormales y todo, pues ellos son valientes, son hombres, son bien machos, de los buenos, aguerridos al aceptar algo que quizás otros (y entre los cuales me incluyo) no podamos aceptar. Me considero fiel a su religión, amante de su devoción, feligrés a su ocasión y servidor de ante su señor: la verdad.
Verdad de males, verdades ocultas pero ¿por qué ocultar la verdad de su cuerpo? ¿Hasta dónde puede llegar el repudio a lo “anormal” en sus mentes?
Te extraño amigo mío, mi primer amigo gay en Lima. Extraño la ocasión que nos juntamos en aquella esquina de mi casa en Miraflores donde me dijiste entre lágrimas que decidiste aceptar tu opción sexual y que súbitamente después de tal momento al saber de verdad quien eras fuiste a contarselo a tus padres y estos no entendieron: te gritaron, te botaron de tu casa y has venido a buscarme, a como tú dices tu único amigo fiel, la persona que más te estima y créeme que aún te estimo demasiado, pese a que ya no estés. Me dijiste que en cualquier momento te podían desaparecer por la gente con la que andabas, que solo eres homosexual, que no te prostituyes, que no eres un flete, ni un mozo pasajero. Amigo, recuerdo la vez que caímos por azar del destino en el parque de la amistad, yo con una amiga (por ese entonces) y tú con otros amigos, me acompañaste a dejarla en su casa, y regresamos a aquel parque. Te dije por primera vez allí que te consideraba y te considero mi hermano mayor, pese a que solo seas siete meses mayor que yo. Hoy te recordé cuando por un e-mail me comentaron que este viernes habrá redada en el parque de siempre, en cual tú desapareciste, parque al cual no he regresado por vergüenza y eso me duele, pues aún no logro tener la mitad de valentía que tuviste tú.
Fue un sábado, todo estaba común, te acompañé hasta aquel parque para conocer algunos amigos que me querías presentar, las horas pasaron, todo era perfecto, nadie jodía, pero hasta que llegó la visita, con armas y la historia de siempre: a correr antes que te agarren, tu amigo paró un taxi y me obligaron a subir, tú no llegaste, te vi morir de un disparo en la espalda, me bajé del vehiculo y solo te escuche decir una cosa que todavía recuerdo.
-¡Caballero no más pue’s varón!, si naciste así acéptalo nu’más pue’s- es lo que más recuerdo de la boca de ellos en equella noche. Ahora no sé donde está tu cuerpo y nadie dice nada, nadie sabe nada.
Hoy cargo entre lágrimas y recuerdos mi fiel amigo tu filosofía: todo lo que no está definido es gay, todo lo que no es exacto es gay, todo lo cual es confuso es gay; pero que mire las tardes al cielo y que te recuerde porque ya sabías que ibas a morir, que todas las tardes mire al cielo, y vuelva a mirar por que la tarde no es: ni mañana ni noche, solo es tarde; es decir, está en el medio.
Amigo, mi fiel hermano hoy entiendo que: “La Tarde de Gay”

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